Es el medicamento ideal para muchas enfermedades y estados negativos del ser humano, es la fuerza suprema que nos impulsa, enriquece y fortalece.
Perdonar no significa olvidar los hechos ocurridos, tampoco excusar el comportamiento de quienes nos han herido. Menos resignarnos y aceptar el dolor y sufrimiento que nos han ocasionado.
Perdonar es sanar la vida, es tomar la decisión valiente de desprendernos del pasado para sanar el presente y construir un futuro; recuperando la paz interior.
Es encontrar la salida y resolución de todos esos sentimientos de crítica, ira, culpa, miedo, rencor, rabia e impotencia. Volviendo así a recuperar nuestra identidad y poder para unificarnos, conectarnos con nosotros mismos y reconciliarnos con los demás.
Estudios científicos demuestran que aprender a perdonar reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, auto inmunitarias, cáncer, estrés, depresión, ansiedad y otras. Aumenta la esperanza de vida, la autoestima personal y ayuda a sanar las relaciones.
Aprender a perdonar es bueno para la salud mental, el bienestar físico y las correctas relaciones humanas.
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