Cuento Paulo Coelho
La niña y la tempestad
La madre, preocupada, telefoneó al colegio, donde le informaron que la niña ya se había ido. Al ver que no llegaba, se puso el impermeable y salió, imaginando que su hija debía de estar paralizada de miedo, escondida quizá en la casa de algún vecino, llorando y esperando que la tempestad pasara.
Para su tranquilidad, en cuanto dobló la esquina vio a la niña que caminaba lentamente en dirección a la casa; pero paraba cada vez que caía un rayo, miraba hacia el cielo y sonreía.
La madre llegó corriendo, colocó a la niña bajo su capa y le preguntó por qué se había demorado tanto.
–¿Es que no ves los flashes? –dijo ella–. ¡Dios me está sacando fotos!
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